El Violin Rojo

El Violín Rojo (The Red Violin, 1998) es una magnífica película dirigida por François Girard, donde el protagonista no es una persona sino un extraordinario violín. Se supone que el instrumento musical del filme esta inspirado en uno de violines de Stradivarius, el Mendelssohn Rojo (fabricado en 1720). La historia nos cuenta que en 1681 un maestro fabricante de violines de Cremona (Italia), Nicolo Bussotti (Carlo Cecchi), se encuentra realizando el mejor de sus violines para su hijo primogénito (aún no nacido). Al mismo tiempo, su esposa acude con una lectora de cartas de tarot, quien predice una serie de extraños acontecimientos. A la hora del parto, su mujer y su hijo fallecen, por lo que Bussotti combina la sangre de su mujer con barniz, proporcionándole su peculiar color rojo al violín. Dicho instrumento llega posteriormente (siglo XVIII) hasta un orfanato dirigido por monjes, en las cercanías de Viena, donde un pequeño huérfano lo toca magistralmente. Protegido por su mentor, Georges Poussin, el niño es llevado a tocar frente a la realeza austriaca, pero muere debido a su precario estado de salud. El violín es enterrado junto al niño, pero es robado por unos gitanos que saquean tumbas. El instrumento pasa entre los gitanos de mano en mano hasta llegar a Inglaterra (siglo XIX), donde se los compra un controvertido violinista adicto al sexo, Frederick Pope (Jason Flemyng). El violín es llevado por uno de los criados chinos de Pope hasta Shanghai, donde es vendido a una tienda y ahí adquirido como regalo. Posteriormente, durante la revolución cultural china el violín estuvo a punto de ser destruido, pero es salvado por un maestro de música. La historia termina en Montreal (Canadá) donde un experto musical (Samuel L. Jackson) participa en la subasta de tan preciado instrumento, el cual es disputado hasta por el gobierno comunista chino. Curiosamente las predicciones de la lectora del tarot no se referían al hijo de Bussotti, sino al violín, las cuales se cumplen sin falla.

La película es de manufactura excelente, con una destacada ambientación y vestuario de cada una de las épocas y lugares. Las actuaciones son muy buenas y obviamente se nota la estupenda dirección de François Girard detrás de cámaras. Ganadora de un óscar a la Mejor Musica Original, no sólo resulta obligado ver el filme sino adquirir también la música de la película (soundtrack), la cual es igual de extraordinaria.

El Violín Rojo: **** (Excelente)
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